25.12.05

dos mubis que no hay que ver







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para olvidar lo tanto que odié la película que fui a ver ayer, hoy fui a ver otra. así me fue.
o sea: ninguna era mala, pero me molestaron, quizás porque ando de un humor medio nietzscheano. Walk the line, que en realidad ahora que lo pienso me gustó, tiene un epílogo que sintetiza todo lo botonazo que la asecha: "Dejó las drogas, se
casó con el amor de su vida, y vivieron felices por 35 años". Syriana, en un género por cierto menos gratificante (espías, tortura, corrupción), es lo mismo pero al final en vez de casamiento hay entierro. Ahora que veo las fotos, esto ya estaba en las fotos.
Así que, pensándolo bien, la película de ayer viene a salvarme de la de hoy. Si alguien va a verlas, no las vea en el orden en que las vi yo.

22.12.05

portland 3


Es ciudad de muchos cafés. Los dos mejores cafés que tomé en mi vida los tomé en Portland. El día que fuimos a este lugar, presenciamos el entrenamiento de una hora y media de la empleada nueva; una hora y veinte entrenó haciendo espressos que su jefe probaba y decía que no con la cabeza y le decía hacelo de nuevo.

portland 2


Es ciudad de muchos puentes; hay casi más puentes que ciudad.
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¿Por qué las ciudades no se construyen de un solo lado del río?

portland 1



Estamos en Portland. Todo es muy Zen.

26.11.05

la calle


En este país, las únicas personas que hablan en la calle son los que tienen celular y los locos. Aunque, según entiendo por mis horas de colectivo y veredas, podría decirse que acá los únicos que no tienen celular son los locos. Quiere decir que los únicos que hablan en la calle son los que tienen celular y los que no tienen celular. ¿O sea que hablan todos? Parece lógico. Bueno, así es la normalidad: la tiranía de lo mismo.
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Será por eso que me gusta tanto Happy-Happy-Happy, el señor de la foto (cada Happy, que hay escandir claro, dura un segundo; los dos primeros son iguales, el tercero un poquitito más agudo). Digo, la falta total de espacio público es algo más bien feo, pero él se lo tomó a bien y se propuso revertirlo con sonrisa de payaso y denuncia disléxica. Cuando no se es alguien que tiene celular ni se es alguien que no tiene celular, se es Happy-Happy-Happy.
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PD: Hoy salió en el NYTimes un artículo en donde el dueño de un café en Boulder, Colorado, decía que no iba a poner wireless connection para no amenazar la conversación. Heroico.

14.11.05

Fuck the right place at the right time


Está la frase "In the wrong place at the wrong time"; debería haber también una contraria. Es la sensación de estar en un lugar demasiado central (la vida acomodada), demasiado "el lugar" (el esnobismo), demasiado perfecto (Dogville, o el pueblo de A History of Violence).
El fin de semana estuvieron por San Francisco los Rolling Stones, Paul McCartney y U2. A mí nunca me terminaron de gustar, por más que me esforcé. Y, quizás por mi patológica incapacidad de hacer lo que hay que hacer, el fin de semana pasado no fui a escuchar a ninguno.
En cambio, estuve paseando por Chinatown Oakland, cruzando la calle por los semáforos diagonales. Esto es algo chino que aprendí acá (como todo lo que sé de China): como en China hay tanta gente (esto lo sabía de antes), o por otra razón que a esta hora de la noche ya no puedo razonar, los tipos no sólo cruzan la calle sino que cruzan las calles: o sea, dos a la vez, en diagonal, de esquina a esquina. Hay un semáforo especial para ese cruce. O sea: tenés verde para cruzar una calle, tenés verde para cruzar otra, y tenés un tercer verde (un tercer muñequito) que mira en diagonal y sirve para cruzar las dos al mismo tiempo, con lo cual hay un momento dado en el que los autos de ambas calles tienen rojo a la vez.

7.11.05

Mar del Plata en Oakland


Argentina tres días seguidos en la tapa de los diarios; incluso en la del diario de Oakland. Es una sensación de "fama", de conexión, de "yo lo conozco" (aunque también de "yo no te conozco").
Compartimos la tapa con los inmigrantes del tercer cordón parisiense, pero ahora ellos son los salvajes y los argentinos la conciencia revolucionaria.

4.11.05

fernando bravo

de golpe tengo una duda terrible, yo te invoco: Fernando Bravo, ¿fue alguna vez un periodista piola? Sé que suena taradísimo, pero tengo este recuerdo de que hubo un momento en que el tipo tenía un programa de radio y había personas que escuchaba programas "buenos" que lo escuchaban. ¿Lo soñé?

halloween


Halloween, qué buen invento. En realidad, es el carnaval. Es cierto que los disfraces a veces recuerdan al más aburrido de los carnavales, el de Venecia (nunca estuve). La onda estilizada de setenta dólares la máscara nunca me cabió. Pero en las fiestas de Halloween Súperman se pelea con la Mujer Maravilla (quizás ella le reclama lo del Hombre Invisible), Osama Bin Laden se besa con Condolezza, y todos en general, por un par de noches, se sienten muy liberados.
Pero lo de no haber podido salir a buscar caramelos me pone algo melancólico; hubiera sido un mundo en el que se aceptan caramelos de los extraños.

21.10.05

Hovering in the earthquake


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El otro día tuve que presentar públicamente" los "resultados" de mi "investigación" de este "verano" en Buenos Aires. Todos los ahí presentes habíamos recibido la misma beca, y estábamos agrupados en paneles más o menos azarosos.
La mejor ponencia fue la de una chilena investigando el gasto metabólico excesivo del picaflor gigante. La chica partía de una inquietud: ¿por qué este animalito de Dios, que es tan ineficiente, no se extinguió todavía? Nos mostró unas tablas y sí, es como que el picaflor este tiene que comer todo el día sin parar si no se quiere quedar sin combustible. Nos mostró además -porque era todo muy Powerpoint, no como los de literatura- gráficos con las mediciones que hizo con el primer ejemplar que atrapó y fotos de la Puna, de donde ella quizás fuera oriunda y a donde la especulación científica la condujo nuevamente hace unos meses. Y de golpe: "Hasta acá todo bien. Tenía el ejemplar, repetía mediciones, la cuantificación funcionaba... Pero vino un terremoto". Empezó a mostrar fotos de las ruinas de adobe del pueblucho en el que estaba, y nos pidió disculpas -o se las pidió a la "academia", no sé: ¿nosotros éramos la "academia"?- por no haber podido llevar a término las observaciones y por haber malgastado su dinero sin llegar a conclusión alguna sobre el gasto excesivo del picaflor gigante (que según ella quedó debajo de una de las paredes del "laboratorio": pero el metabolismo del pájaro este es tal que estoy inclinado a creer que quizás no fue el golpe lo que lo mató sino la momentánea interrupción del comer debida a la sorpresa: para cuando se acordó ya estaba desnutrido, y en lo que menos se fijaba era en el adobe que se le venía encima).
Mi trabajo versó sobre la moda, por eso la foto (que va a estar online pronto en el website de esta institución, y se titula "Reflections on Argentine fashion - Persistence of foreign models next to the English Ambassador's road. Palermo, Buenos Aires, 2005"; el camino del embajador inglés es Canning, o sea, Scalabrini Ortiz, pero hacia 1840; es que es difícil fotografiar el siglo XIX). No vale la pena contar, pero por si a alguno le interesa sintetizo: estudio la moda como forma de "extrañamiento".
Le pregunté a la chilena por su interés en el picaflor gigante. El pajarito se gasta todo en su vuelo característico y derrochón -¿tiene un nombre, en castellano? en inglés es "hovering", un concepto que me encanta; como "dwelling", que también me encanta pero es más terrestre-, y yo quería saber qué podía interesarle a la ciencia una forma de vida que funciona tan mal. Me contestó: "Quiero aprender acerca de todo lo que no es eficaz y sin embargo persiste".

10.10.05

Entendiendo a Lynch


Hace un rato vi el primer capítulo de Twin Peaks (gracias Netflix por devolverme la televisión). Twin Peaks es tan odd, es como llevarte por delante a un tipo sin un brazo y darte cuenta de que desde hace años que es tu amigo. O sea: como una friquidad familiar, como un amigo tuerto (por eso el terror de esas escenas en que el que recibió el balazo o el cuchillo todavía no se dió cuenta de lo que pasó).
Así que para disfrutar Twin Peaks, creo, hay que gustar del pescado en el café (¿esto realmente lo vi?). La imagen es naif en Boris Vian (la anguila en la canilla del baño), seria en Spielberg (en el documental que va a hacer sobre los ahogados de New Orleans) y una cosa intermedia en David Lynch. O por decirlo de otra manera: Valeria Lynch, Private Lynch, David Lynch.
En la foto, un lugar Twin Peaks donde estuve hace unos días.

4.10.05


Me fui de capamento

En California, dicen, a la naturaleza te la encontrás aunque no quieras. Y como quien no quiere la cosa, este fin de semana interrumpí mis esfuerzos por mantenerme alejado de lo natural y me fui a unos bosques y a unos lagos donde, dicen, es esperable encontrar osos. Lo que no me esperaba era el frío, así que me la pasé cerca del fuego. Esto me dejó con varias preguntas, que voy a sintetizar en una sola: ¿qué es el fuego: sólido, líquido o gaseoso? Mis largas horas de contemplación me llevan a decir que, como se decía antaño, el fuego es una cuarta cosa, un elemento. Y un elemento muy persistente, a juzgar por el olor a trucha ahumada que tiene toda mi ropa.
El fuego también me dejó con un descubrimiento sobre la ceniza. En su nacimiento - induzco a partir de la observación sistemática- la ceniza es como un esqueleto; lo es antes de ser algo que vuela por los aires, desintegrado. O sea, la madera se quema y se vuelve ceniza; hay un momento de esa transformación en que lo sólido adquiere la forma del esqueleto de lo que fue antes, de lo que acaba de dejar de ser. Es como un fósforo cuando está ya quemado pero todavía es un palito, a punto de partirse y de caerse la mitad; o como una de esas "flores" esféricas y transparentes de pétalos blanquecinos, justo antes de que uno las sople para que salga todo volando (me olvidé cómo se llaman). Ese es el momento que descubrí yo. Lo voy a llamar "el estado tras-sólido", o "trasólido", para simplificar. Es un estado propiamente moderno.
Otro descubrimiento fue que los autos atraviesan sin problema ríos de montaña, sobre todo si son alquilados. A la capacidad del auto de alquiler de atravesar ríos de montaña la denomino "inquilinautotransfluvioalpinopoder", "dale nomás", para simplificar.

27.9.05

béisbol


Hoy fui a un partido de béisbol, mi ciudad contra Los Ángeles. Primero pensé que me había equivocado de estadio, porque ya estaba al lado y no se escuchaba nada. Después, ya adentro, caminando como por detrás de las tribunas, entreví césped hiperiluminado y personitas vestidas de beisbolistas; esa entrada de verde iluminadísimo por donde tenía que entrar yo parecía uno de esos "portales" que en los dibujitos o en las series de ciencia ficción llevan hacia otra dimensión u otro tiempo (esos tipo elipse humanoide, que son como de plasma multicolor, y podés saltar a través). Pero todavía estaba lejos de mi asiento (la tribuna es numerada) y tuve que darle la vuelta al estadio por sus galerías interiores. Primero pasé como por un vip, que mirás el partido a través de un vidrio desde mesitas donde comés pasta o sushi. Después pasé por un patio de comidas más popular, donde la gente lo miraba en la tele mientras hacía la cola. Al final llegué a mi asiento, y ahí había que mirar las pantallas gigantes que te dicen el resultado y cuándo bailar y cuándo gritar: "Make noise!", "Dance!", "Go nuts!" Por si ya estás muy borracho para leer, también te lo dicen en los parlantes. En realidad, hay como un locutor. Me recordó a mi visita a los estudios de América (sic), cuando nos reinsertamos en la cultura de masas desde las bases: el grupo de los grandulones en la tribuna de Sábados Musicales. Así que, obviamente, uno alienta (si no, no saldrías de tu casa). Yo alenté y alenté, e incluso canté el himno. Pero no, que no que no, no era el anatema nacional; era el himno al béisbol. O sea, como si en River o Chacarita o Chaco Forever las hinchadas cantaran, en cada partido, una canción en común: el himno al deporte. Todos hermanados en el canto, aunque hay un verso que es un fill in the blanks y vos ponés el nombre de tu equipo (el fill in the blanks lo podés ver llenado, si mirás las pantallas).
El juego en sí es muy matemático, no entendí nada; es al fútbol lo que el tute es al truco, una cosa más bien compleja, especulativa, casi una aventura bursátil. Cuando termina el partido, los perdedores desaparecen y el otro equipo hace una fila de menor a mayor onda acto escolar y es como que van pasando de a uno y se chocan esos cinco. Quizás tienen estudiado que así ordenados se hace más rápido que al tuntún; son como un montón de jugadores, así que se agradece. Igual, es raro que terminar tenga que ser tan terminante, porque durante el partido hay tanta parsimonia que el partido en realidad no importanta tanto, y vas y venís, pancho, papas fritas y cerveza, por las galerías.
Lo bueno: nadie te pega. Lo malo: la trompretita esa que toca el "Al ataque!" y recuerda aburridas masacres de indios de otros sábados, los de super acción.

22.9.05

compré galletitas

Cuando tenía diez u once, dos o tres veces por semana, lo ayudaba al galletitero. O sea: él nos hacía creer que lo ayudábamos, para poder regalarnos galletitas sin cargo de conciencia o sin que la esposa lo retara. O quizás sea que el galletitero -como hubiera podido también hacer un quiosquero o un juguetero- regalaba su mercancía a pequeños inocentes para que la erijiéramos en ídolo en la bárbara sabana del consumo; para así, digo, malconducir -bajo la sonrisa inobjetable del generoso- a almas todavía puras a una falsa plenitud de los sentidos. En todo caso, nos regalaba galletitas, y nosotros lo sentíamos como un sueldo (algunos, los más radicalizados, llegaban a plantear que el tipo era un explotador no dispuesto a pagarnos vacaciones o jubilación; los más conspirativos hablaban de redes de explotación de inmigrantes en las que ocupábamos una posición oscurísima, dada nuestra condición de argentinos). (hablando de transiciones falsas, o de la falsedad de la transición, estaba releyendo a Cortázar para mi clase y descubrí que eso sí que lo hace bien: sus cuentos fantásticos son como el "cazanovias", ese que metés el dedo y lo sentís todavía libre pero cuando lo querés sacar está atrapado).
Pero volviendo al galletitero: decía que nos pagaba un sueldo (a mí en melitas y pepas) y que a veces nos dejaba ir subidos al paragolpes de atrás de la camioneta. Bueno, me acordaba de esto porque hoy volví a ver a un galletitero, aunque ahora de Berkeley, así que se pueden imaginar las diferencias. Muy simpático el señor; nos hizo comentarios de actualidad, nos dio a probar variedades y finalmente nos vendió unas doce galletitas de calidad inigualada. Yo probé un pedacito y casi de inmediato diles la razón a quienes preciaban el producto. No tengo foto del galletitero, pero algún día voy a mostrar las de las galletitas.

19.9.05





Tendría que haber empezado con mi casa, ¿no? Así que hoy empiezo por hoy: hoy fuimos con Sarah a comer sánguches vietnamitas a Chinatown, que es a cuatro o cinco cuadras de casa. Pedimos de Tofu. No sé por qué lo digo con mayúscula, quizás porque hay una calle por acá que se llama Tofu. En cualquier caso, los ajíes verdes estaban más picantes que nunca, y el cilantro me gusta cada vez más. ¿Se dice "gusto adquirido", en castellano? ¿Cómo se dice eso?
Las fotos son a panza llena, corazón contento. Una, a dos cuadras de casa, cruzando la 12, creo, con la torre del diario de Oakland al fondo. Después, ya nuestro edificio, The Alician (en la foto parece de torta de cumple). Los que todavía no han venido tendrán que venir, porque no sé muy bien cómo contar del edificio. Baste saber que el barrio se puso muy de moda en los últimos meses y ya tememos por nuestro alquiler. Pero esto quizás sea porque, en esta franja etaria, y en esta parte del mundo, las conversaciones que no son sobre el tiempo son sobre inversiones inmobiliarias.

18.9.05

fuerte apache / new orleans



el primer fin de semana después del largo estío oriental. fui a una fiesta en west oakland, que es como el fuerte apache (que a su vez es como el Fort Apache, en el Bronx, que a su vez es como Fort Apache, en West Oakland),y estuve charlando con Ben, que es de familia vietnamita de new orleans, y que se fue para alla el fin de semana pasado. Va a escribir un articulo para el New Yorker sobre la tensión negros-asiáticos; parece que los vietnamitas saben cazar camarones mucho mejor que los negros; en realidad, en todo el país pasa que el inmigrante trabaja más por menos, vietnamita, mexicano o cualquier cosa. Además, Ben es de familia vietnamí (o vietnamita; mis alumnos de español 1 seguro que me preguntarían, qué bueno que ahora enseño español 4).
En la foto, getting ready for the party.

14.9.05

Por fin volví de Japón


Después de varias semanas de trámites y malentendidos, pude volver. Lo bueno: descubrí, para cuando vayan, un deli argentino en pleno Toquio donde se pueden comprar milanesas de soja (parece que desde la llegada de Casero hubo un giro brasileño/argentinista en la culinaria japonesa). Lo malo: no pude llegar al entierro de Gilligan.