4.10.05


Me fui de capamento

En California, dicen, a la naturaleza te la encontrás aunque no quieras. Y como quien no quiere la cosa, este fin de semana interrumpí mis esfuerzos por mantenerme alejado de lo natural y me fui a unos bosques y a unos lagos donde, dicen, es esperable encontrar osos. Lo que no me esperaba era el frío, así que me la pasé cerca del fuego. Esto me dejó con varias preguntas, que voy a sintetizar en una sola: ¿qué es el fuego: sólido, líquido o gaseoso? Mis largas horas de contemplación me llevan a decir que, como se decía antaño, el fuego es una cuarta cosa, un elemento. Y un elemento muy persistente, a juzgar por el olor a trucha ahumada que tiene toda mi ropa.
El fuego también me dejó con un descubrimiento sobre la ceniza. En su nacimiento - induzco a partir de la observación sistemática- la ceniza es como un esqueleto; lo es antes de ser algo que vuela por los aires, desintegrado. O sea, la madera se quema y se vuelve ceniza; hay un momento de esa transformación en que lo sólido adquiere la forma del esqueleto de lo que fue antes, de lo que acaba de dejar de ser. Es como un fósforo cuando está ya quemado pero todavía es un palito, a punto de partirse y de caerse la mitad; o como una de esas "flores" esféricas y transparentes de pétalos blanquecinos, justo antes de que uno las sople para que salga todo volando (me olvidé cómo se llaman). Ese es el momento que descubrí yo. Lo voy a llamar "el estado tras-sólido", o "trasólido", para simplificar. Es un estado propiamente moderno.
Otro descubrimiento fue que los autos atraviesan sin problema ríos de montaña, sobre todo si son alquilados. A la capacidad del auto de alquiler de atravesar ríos de montaña la denomino "inquilinautotransfluvioalpinopoder", "dale nomás", para simplificar.