

El sábado estuvimos en esta marcha en solidaridad con Palestina y El Líbano (porque de vez en cuando, sobre todo cuando están cayendo bombas, hay que tomar partido). Me reencontré con los grupos de todas las marchas, incluyendo a las Code Pink y a mis favoritas, las Raging Grannies (http://www.raginggrannies.com), también conocidas como "Las abuelitas enojadas". Son la versión kitsch de las de Plaza de Mayo, y sacan su fuerza de la abuelidad más estereotípica. Ser abuela da mucho valor agregado, cualquier cosa que hacen se politiza al instante, porque se abueliza: cuando se quisieron enlistar para ir a pelear a Irak en lugar de sus nietos, por ejemplo (http://www.cnn.com/2005/US/07/22/raging.grannies.ap).
También hay versión norteamericana de un fenómeno argentino: el chico con el pañuelo ese tan de moda entre los hippeados porteños hace cuatro o cinco años.
Y algo que tardé un tiempo en descubrir, y que aparece en la otra foto: nadie estuvo nunca tan en Occidente como nosotros acá en San Francisco, ni nadie tan cerca de Oriente.