7.9.07

el campo


pareciera que en el campo uno está solo. apenas horizonte y silencio. obvio que hay bichitos y vacas y cosas así, pero para alguien que viene de un edificio de departamentos en la ciudad la sensación es la de total aislamiento.
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esta vuelta me quedé en el campo tres días seguidos, y en la mañana del tercero empecé a sentir otras cosas: la voz de alguien trabajando el campo de enfrente, lejos, a 500 o 1000 metros; una sembradora que venía desde el pueblo, cuyo conductor se bajó a abrir una tranquera para meterse en otro campo, a un kilómetro o dos; la camioneta del vecino de atrás que, como todas las mañanas, se iba a controlar las vacas que tiene a una legua.
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en fin: recuperé ese sentido casi corporal que en la ciudad me permite notar la presencia de mis vecinos y saber cuándo va a ser notada la mía, el sentido de "sociedad". ahora entiendo lo que significa que el esquimal pueda ver docenas de blancos en el blanco.